De Hamma bi-Laqwar a la Villa de Alhama
La llegada de los musulmanes a la península Ibérica en el siglo VIII, supuso el control militar de los núcleos donde existía una importante población tardorromana. El valle del Guadalentín era una zona estratégica que dominaba la vía de paso natural entre Andañucía y Levante con poblaciones como Lorca, Alhama, Librilla, incluidas en la cora de Tudmir (antiguo espacio del Sureste murciano) que se incorporaría al territorio de al-Ándalus.
En los textos árabes, Alhama aparece denominada como la alquería de Laqwar, citada por primera vez por al-Udri en el siglo XI y como Hism al-Hamma (Castillo del Baño Termal), en el itinerario del geógrafo al-Idrisi, a mediados del siglo XII, bajo el dominio almorávide sobre al-Andalus.
Castillo de Alhama de Murcia |
El poblamiento se organiza en nuevos espacios: castillo, mezquita, cementerio, viviendas y los baños, heredados de las termas romanas que no fueron una construcción musulmana como el resto de la estructura urbana, sino una adaptación de las salas abovedadas construidas en el siglo I d.C. a las nuevas necesidades de la cultura islámica. Nuevos revestimiento parietales y óculos estrellados abiertos en lo laterales de las bóvedas, fueron las escasas improntas arquitectónicas que conservamos de este período.
Desde Castilla el avance cristiano se acercaba al reino de Murcia, fragmentando en el siglo XIII en pequeños reinos independientes. En el Pacto de Alcaraz en 1243, varias poblaciones se reunieron con el príncipe Alfonso (futuro rey Alfonso X el Sabio) y entre ellas "Crevillente et d'Alicante et d'ELche et d'Orihuela et de Alhama et de Aledo et de Ricote et de Cieça...", abriendo sus puertas, de forma pacífica, a la guarnición militar castellana. El castillo de Alhama quedó bajo la tenencia de D. Juan García de Villamayor, continuando con la presencia mayoritaria de población musulmana en el lugar hasta 1266, año en que debió producirse un abandono masivo y definitivo, tras la derrota de una sublevación mudéjar. Poco a poco comenzó una paulatina repoblación cristiana.
En 1387, el rey Juan I de Castilla otorga el señorío de la villa y su castillo a Alonso Yáñez Fajardo. Alhama formaría parte del señorío de los Fajardo en el Reino de Murcia y, poco a poco, participaría del progresivo deterioro de la vida política, social y económica general. Las instalaciones de Baños se conservarán en un estado de precarias condiciones y de semiabandono hasta el siglo XIX.
Nuestro castillo, el mejor símbolo que puede representar a cualquier alhameño que se precie. Y ya no es por "aldeanismo", es que es una estampa poderosa que preside el pueblo desde su pétreo pedestal desde cualquier punto de entrada.
ResponderEliminarCuantos recuerdos me traer e inevitablemente me traerá.